Durante este mes predominó la adaptación completa a la nueva ciudad y no paré de hacer turismo, una de las cosas que más me gusta hacer, y más, con Lolo, mi novio.
Se vino de vacaciones a Roma durante dos semanas, gracias a que estaba conmigo, pude conocer más rincones de esta preciosa ciudad italiana. Esas dos semanas fueron increíbles. Casi tres horas de espera en el aeropuerto sólo porque pensaba que así llegaba antes..y no.., tuve que esperar y muy ansiosa por esa llegada el 12 de octubre por la noche.
Aprovechamos mucho el tiempo, lo llevé a todos los sitios que conocía, lugares preciosos, y la sensación que tengo es que también le ha encantado porque volverá después de los exámenes del primer cuatrimestre.
Octubre fue un mes bastante bueno: disfruté mucho de mi estancia y de la persona que más quiero en este mundo durante dos semanas intensas.
Aunque fuimos a muchísimos sitios: Colisseo, Vittorio Emmanuele, Foro Romano, Museos Capitolinos (y sí, vimos a Medusa y a la loba), Castillo de Sant Angelo, Vaticano, San Pedro, Pantheon, Fontana de Trevi, Plaza de España, Piazza Navona, Via del Corso, segundo Hard Rock Caffe fuera de España (El de Via Veneto).. Muchas veces los dos a la aventura y varias de ellas acompañados.
Aquí, a esas alturas, consideraba que mi italiano no era aún muy bueno, pero el hecho de haberme escuchado él hablar, y luego decirme que sí que había aprendido muchísimo fue un salto más en mi estancia en Italia, y una motivación para seguir avanzando en lo que quiero conseguir, siempre me da fuerzas.
Hice que conociera todas las facetas de la ciudad: temprano (aunque no tantas veces), por la tarde y por la noche.
Te agradezco y te agradeceré siempre que me hayas apoyado para que me pidiera el erasmus, no sabes lo que significa para mi tener este apoyo incondicional desde antes de los inicios. Te quiero.
De resto, más mensa, salidas, universidad, prácticas..
Un mes tranquilo pero, uno de los mejores que pasé.